IIº Congreso de Historia Intelectual de América Latina

Conference, 12-14 November 2014, Buenos Aires, Argentina (in Spanish)

IIº Congreso de Historia Intelectual de América Latina
La biografía colectiva en la historia intelectual latinoamericana
Centro de Historia Intelectual, UNQ - CeDInCI-UNSAM
Ciudad de Buenos Aires, 12, 13 y 14 de noviembre de 2014
Sedes:
Sociedad Científica Argentina (Av. Santa Fe 1145, CABA)
Museo Roca. Instituto de Investigaciones Históricas (Vicente López 2220, CABA)
Comité Académico Latinoamericano: Carlos Altamirano (Argentina), Alejandro Blanco (Argentina), Gerardo Caetano (Uruguay), Eduardo Devés Valdés (Chile), Javier Garciadiego (México), Juan Guillermo Gómez García (Colombia), Gilberto Loaiza (Colombia), Ricardo Melgar Bao (México), Sergio Miceli (Brasil), Marcelo Ridenti (Brasil), José Pedro Rilla (Uruguay), Bernardo Subercaseaux (Chile), Horacio Tarcus (Argentina), Luis Claros Terán (Bolivia), Liliana Weinberg (Argentina-México).
Comité Académico Argentino: Carlos Altamirano (UNQ/Conicet), Dora Barrancos (UBA/Conicet), Fernanda Beigel (UNCuyo), Alejandro Blanco (UNQ/Conicet), José Luis de Diego (UNLP), Alejandro Eujanian (UNR), Adrián Gorelik (UNQ/Conicet), Horacio Tarcus (CeDInCI/UNSAM/Conicet), César Tcach (CEA-UNC/Conicet).
Comité Organizador: Ana Clarisa Agüero (PHAC/IDACOR/Conicet-UNC), Martín Bergel (CHI, UNQ/Conicet), Paula Bruno (UBA/Conicet), Laura Fernández Cordero (CeDInCI/UNSAM/Conicet), Flavia Fiorucci (CHI, UNQ/Conicet), Vania Markarian (UdelaR), Adriana Petra (CeDInCI/UNSAM/Conicet)

Organizan: Centro de Historia Intelectual / UNQ y CeDInCI / UNSAM

Se ha repetido últimamente que ese vasto campo de orientaciones, estrategias y prácticas de investigación que suele englobarse bajo el denominador común dehistoria intelectual viene siendo objeto en las últimas tres décadas de una profunda renovación, no sólo en lo que atañe a sus métodos sino incluso en relación a su propio objeto.

Si la historia de las ideas había puesto el foco en décadas pasadas en las ideas matrices de una época, en sus grandes textos y en sus “intelectuales faro”, y si la biografía tradicional se proponía estudiar minuciosamente la vida pública y privada de las figuras consagradas dentro de la alta cultura, los nuevos desarrollos, sin desatender el rol jugado por los grandes intelectuales, tienden a repensarlos dentro de tramas político-culturales más vastas. El foco se fue abriendo, pues, desde el lugar central ocupado por los grandes creadores intelectuales a lugares menos iluminados o espectaculares, acaso secundarios, emergentes o residuales, pero ocupados por figuras que desempeñan funciones intelectuales no menos significativas que las del gran productor en el campo intelectual, sea como creadores menores, divulgadores, difusores, docentes, redactores de una revista o asesores de una colección editorial.

Así lo expresaba ya programáticamente Juan Marichal, cuando en su curso de 1978 distinguía a la historia intelectual por “la atención prestada a textos aparentemente secundarios, de hecho, marginales, de una época. Esto es, los textos de autores menores que han sido afluentes tributarios en la génesis de un pensamiento central, digámoslo así. O también los textos derivados, a manera de estribaciones laterales, de una fuerte personalidad creadora. Ahí, en esos textos, tributarios o derivados —a veces marcadamente modestos— halla el investigador de la historia intelectual los matices más reveladores de una época”.

En algunos casos —como la obra ya clásica de Martin Jay, La imaginación dialéctica (1973)— la historia intelectual centró su atención en un grupo generacional, el de los investigadores del célebre Instituto de Frankfurt, que logró mantener su cohesión y su programa colectivo en los años del exilio e incluso tras su retorno a Alemania. En otros casos, la atención también se desplazó desde las individualidades creadoras a los espacios intelectuales más numerosos semejantes a “microsociedades”, ya sean grupos generacionales o colectivos editores de revistas, tal como lo muestran Anna Boschetti con su obra Sartre y Les Temps Modernes (1985), Heloisa Pontes con Destinos mistos (1998), su estudio sobre el “Grupo Clima” en São Paulo a partir de la década del 1940, o Susana Quintanilla con Nosotros (2009), su investigación sobre el grupo del Ateneo de México en la primera década del siglo XX.

Estas y tantas otras obras que podrían citarse dan testimonio de que nuestro continente no ha sido ajeno a los nuevos desarrollos. En parte ha sido el resultado de la renovación de la universidad latinoamericana en las últimas décadas así como de los esfuerzos de actualización de nuestra tradición en los estudios de historia cultural, estudios que remiten a los nombres ya clásicos de Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes, Baldomero Sanín Cano, Mariano Picón Salas, Luis Alberto Sánchez, Gilberto Freyre, Leopoldo Zea, Arturo A. Roig, José Luis Romero, Juan Marichal, David Viñas, Emir Rodríguez Monegal, Ángel Rama o Rafael Gutiérrez Girardot.

Estos nuevos desarrollos reconocen referentes y fuentes inspiradoras diversas. En parte son resultado de una historiografía que ha recibido el influjo de aquella perspectiva williamsiana que postulaba el estudio —como mediación clave entre el intelectual individual y las instituciones tradicionales— de instituciones más lábiles como las “formaciones intelectuales”; o bien que ha asumido la crítica de la “ilusión biográfica” llevada a cabo por Pierre Bourdieu dentro de su programa de sociología de los intelectuales; o que abrevó en la producción de la historia social europea —como la biografía colectiva que traza Maurice Agulhon de los quarante-huitards—omás reciententemente en la historia europea de los intelectuales que proponen autores como Françoise Dosse, Pascal Ory, Jean-François Sirinelli, entre muchos otros.

Aunque apenas comienza a ser practicada en el ámbito de la historia intelectual y en la historia de los intelectuales (como lo muestran los trabajos de Christophe Charle, o de Christian Topalov), la llamada prosopografía ofrece también instrumentos muy útiles: al construirse diccionarios biográficos sistemáticos de todo un grupo social, es posible identificar grupos y subgrupos, detectar generaciones, advertir rupturas o continuidades, inferir redes, etc.

El presente Congreso se inscribe en el esfuerzo por articular un diálogo continental entre los investigadores consagrados a la historia intelectual y la biografía colectiva de los intelectuales. Tiene por antecedente los encuentros promovidos durante la década pasada para llevar adelante el proyecto de la Historia de los intelectuales en América Latina. Y por precedente más cercano el Ier Congreso de Historia Intelectual de América Latina que tuvo lugar en Medellín en septiembre de 2012.

La actividad es libre y gratuita para los que deseen asistir como oyentes y no requieran certificado.

 

http://www.cedinci.org/jornadas/CHI2014Programa.pdf